Girarme y comerte.



Sigues buscandolo, pero tú nisiquiera te has percatado de ello, agacho la cabeza y corres, corre tu mente, corren tus músulos y el último reducto de tu racionalidad marchita, pero pese a todo tú sigues desnudo junto a mi cubriendote la cara con las manos, me giro y me río, como si comerte fuera a ser mi próximo movimiento en mi secuencia asesina.

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