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Sinceramente, me considero una mala persona, nunca estoy dispuesta a renunciar a mi propia felicidad y no suelo dejar que los demas la entorpezcan, no me gusta que se entrometan en mi camino y si algo altera mis planes no tengo ningún problema en apartarlo de mi, me considero algo fria, algo retorcida tambíen, pero también reconozco que se me da bien jugar a fingir inocencia, fragilidad, como si fuera vulnerable, como si algo puediese afectarme más de lo que yo hubiese previsto, como si algo pudiera venirme por sorpresa, como si no lo esperara, no lo viera venir. Pero tantos juegos acaban por dejar de satifacerme, por hartarme y por hacer que me pregunte qué he hecho yo para ser así, desde luego no está en mis planes rendirme, almenos en esto, sé puedo decir y no me equivocaría, que hay pocas cosas que me importen más que esto y ya me han dicho miles de veces que cuando algo no me guste que lo cambie, y yo me lo tomo al pie de la letra, mírame, no hay más que verme.