La rusa hija de puta y otras tragedias griegas.



Muchas veces menosprecio a Anastasia, ella se cabrea y refunfuña, ya sabes como es, que no le gustan estas cosas, porque ella es una de esas personas con un sueño extremadamente ligero, solo cuando duerme consigueser frágil y se vuelve susceptible entonces incluso al más mínimo estímulo que la devolverá de un golpe seco a la plena consciencia sacándola de su delirio enfermizo y exponiendola de nuevo a ese frío siberiano que aunque nunca me lo vaya a reconocer, la aterra, a ella el sueño la hiere, el sueño la debilita y la marca, la tatua y de la deja tirada y dolida, le roba la fuerza y la hunde en sus tristes miserias hasta que la consigue romper en mil pedazos, cuando la despiertan, despierta siempre acobardada, despierta ingenua y temblorosa, sola, casi como perdida, suele ponerse en pie prácticamente en cuanto abre los ojos y sale de allí practicamente despojada de toda su racionalidad, yo sé muy bien, aunque tampoco me lo quiera decir que entonces llora, llora rota y desconsoladamente yo se que son lágrimas de desolacion y despero pero también quiero creer que son valientes, que llevan toda esa fuerza que a ella se le escapa por la boca, Anastasia tiene pánico hasta que llega un moemnto que no se tiende en pie y desfallece justo cuando se encuentra con su alma, ese último reducto al que solía despreciar, pero entonces se le pierden los los principios y las verdades, se le escapan la rebeldía y la independencia y se olvida de que ella era fuerte, y allí, tirada, respirando fuerte y congelada daría lo que fuese por que alguien la sacara de ahí, pero para cuando Anastasia recupera el control sobre si misma se levanta, y desnuda frente al espejo, sola, llorosa y despeinada ve todo lo cuanto posee, se ve.
Yo la miro desde donde no pueda verme, la observo perdiendo los papeles y recuperando su cordura, recuperandose a si misma, ella lucha por no perderse, pero no sabe que yo nunca permitiría que le pasara nada malo, Anastasia siempre ha estado muy dentro de mi.

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