Girarme y comerte.
Sigues buscandolo, pero tú nisiquiera te has percatado de ello, agacho la cabeza y corres, corre tu mente, corren tus músulos y el último reducto de tu racionalidad marchita, pero pese a todo tú sigues desnudo junto a mi cubriendote la cara con las manos, me giro y me río, como si comerte fuera a ser mi próximo movimiento en mi secuencia asesina.
Años luz
Hay segundos que marcan cambios abismales, hay segundos rápidos que sin embargo permanecen lentos, son prácticamente imposibles de olvidar y como una cicatriz, se quedan en tus brazos y te marcan, ellos te señalan culpable y te presionan el estómago hasta que consiguen hacerte perder la respiración, entonces quiere decir que te han ganado. Hay veces que incluso consiguen permanecer hasta otro segundo por muy lejano que pareciera entonces, en él pasan a convertirse en monstruos, monstruos que te persiguen y se convierten en tu sombra, sin embargo, por mucho que lo intentes evitar, tú eres su sombra, o no son ellos quienes caminan sobre ti acaso?
Murmuros y súplicas.
Hoy mi cama es un ring, pero habia dejado de tener importancia para mi, estabamos los dos, tú y yo enzarzados en una lucha casi épica que nos mantenia separados, ese dia lo olvidamos, y tú rápido me agarraste, me hiciste caer sobre el colchón y me inmobilizaste, estaba sujeta debajo de ti, prácticamente no podia respirar, pero creo que me daba igual, me mirabas directamente a los ojos, de un modo casi imposible de sostener, me mirabas acechador, me mirabas agresivo y atrevido, me mirabas fuerte y me encandilabas, me abrumabas y me enloquecias, solo se oia en esa habitación mi respiracion entrecortada y tus murmuros silenciosos, hasta que consguiste asustarme, entonces giré la cara y tú me quitaste la ropa, era como una cría jugando a dejarse querer, para entonces te devolví la mirada, incluso más agresiva que la tuya, cediste a mi súplica y me dejé hacer...
Algo bonito.
Que se vayan a tomar por culo las sospechas incongruentes de tu ojos helados, tú véte con ellas, no los mires más, no puedes verlos, no pueden verte, los límites que parecían inalzancables ahora se presentan acelerados y sofocados ante mi, tratan de impresionarme, de imponerme de tal modo que incluso sean capaces de reducirme a cenizas prácticamente apagadas, como tus flores muertas y mis manos frias, que se jodan, que se vayan a la mierda los anhelos de las horas en tu colchón, que se pierdan en otra historia, que sean las espinas de otro corazón, que ardan en el infierno y se consuman para siempre, pero dime algo bonito esta noche
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