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Solo soy una niña, me gusta creer que no, que ya sé qué hago y que ya he aprendido mucho de lo que he de aprender en toda mi vida, me resulta complicado pero suelo adoptar la posición de quién está seguro de lo que hace y de lo que dice, pero no soy así, supongo que por mucho que me pese a mi sigo siendo como la tenía cinco años y jugaba con muñecas. Pero debo reconocer que le debo mcuho a lo que he aprendido, podría decir inluso que lo poco que he aprendido ha hecho mucha mella en mi como para deberle la vida, me ha marcado como un hierro candente, me ha hecho crecer espinada y fuerte, igual que las rosas, tal vez gracias a dios algún dia decidí que yo iba a ser lo más importante, decidí que iba a protejerme a mi misma por encima de todo, y que iba a desconfiar hasta de mi propia sombra, no iba a creer nada, y no iba a creer en nada, nada que pudiera apartarme lo más mínimo de mis objetivos, nada que pudiera enturbiar mi horizonte, nada que pudiera cegarme el alma y atarme de manos, y ahora.. ahora me h traicidonado a mi misma, ahora me miro al espejo, cierro los ojos y veo de todo menos lo que yo querría, apuro los diecisiete y me he odiado, pisado, lamentado y destruido, ahora soy cenizas, he marchitado como cualquier rosa, y la culpa la tengo toda yo.